El rebozo, común denominador de la vestimenta tradicional mexicana de la mujer, en un principio fue utilizado en su mayoría por mujeres mestizas y en menor medida por mujeres indígenas.
Una de las tantas teorías de su creación es que a partir de la fusión de las culturas española e indígena, en las cuales ya existía algo parecido al hoy rebozo: la mujer española utilizaba la mantilla que es una prenda triangular con flecos y en el caso indígena, la mujer al igual que el hombre utilizaban el ayate o mamatl elaborados a partir de fibras duras como el ixtle y que tenía como función principal el cargar cosas, se cree que al llegar la colonia y con ello la evangelización, las mujeres comenzaron a adoptar este tipo de mezcla para entrar a los templos con la cabeza cubierta y estas telas, hoy llamadas rebozo, fueron adquiriendo la identidad propia de cada pueblo, región o etnia y desarrollándose en formas más complejas que ahora son utilizadas para hacer distinción entre etnias y dentro de las mismas también hay variedad dependiendo la ocasión, por ejemplo el de uso diario y el de boda.
En Santa María del Río, San Luis Potosí, son famosos los rebozos de algodón, artisela y los más finos de seda, con rapacejos largos y anudados a mano, su tiempo de fabricación es de entre 30 y 60 días.
Los rebozos de Tenancingo, ubicado en el Estado de México, son conocidos por su fino trabajo de ikat, técnica de anudado utilizada para teñir sólo las partes deseadas de la madeja y que a la hora de tejer, dan al rebozo tu típico moteado con formas geométricas, antes también se utilizaban plumas en el lugar del rapacejo.
Además de los rebozos de estos dos lugares, también son muy famosos los de Tejupilco, ubicado también en el Estado de México, los de Zamora, Tangancícuaro, Paracho y La Piedad, Michoacán, pero los hay también de igual calidad y belleza en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, etc.
Una de las tantas teorías de su creación es que a partir de la fusión de las culturas española e indígena, en las cuales ya existía algo parecido al hoy rebozo: la mujer española utilizaba la mantilla que es una prenda triangular con flecos y en el caso indígena, la mujer al igual que el hombre utilizaban el ayate o mamatl elaborados a partir de fibras duras como el ixtle y que tenía como función principal el cargar cosas, se cree que al llegar la colonia y con ello la evangelización, las mujeres comenzaron a adoptar este tipo de mezcla para entrar a los templos con la cabeza cubierta y estas telas, hoy llamadas rebozo, fueron adquiriendo la identidad propia de cada pueblo, región o etnia y desarrollándose en formas más complejas que ahora son utilizadas para hacer distinción entre etnias y dentro de las mismas también hay variedad dependiendo la ocasión, por ejemplo el de uso diario y el de boda.
En Santa María del Río, San Luis Potosí, son famosos los rebozos de algodón, artisela y los más finos de seda, con rapacejos largos y anudados a mano, su tiempo de fabricación es de entre 30 y 60 días.
Fotografía de: www.ectivismo.com Artículo: Santa María del Río, cuna del rebozo potosino |
Los rebozos de Tenancingo, ubicado en el Estado de México, son conocidos por su fino trabajo de ikat, técnica de anudado utilizada para teñir sólo las partes deseadas de la madeja y que a la hora de tejer, dan al rebozo tu típico moteado con formas geométricas, antes también se utilizaban plumas en el lugar del rapacejo.
Fotografía de: www.maggiegalton.com Diseño inspirado en rebozo típico de Tenancingo, Edo. de México |
Además de los rebozos de estos dos lugares, también son muy famosos los de Tejupilco, ubicado también en el Estado de México, los de Zamora, Tangancícuaro, Paracho y La Piedad, Michoacán, pero los hay también de igual calidad y belleza en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, etc.